x. Visita Inesperada. {Con Zack}

Le soltó la mano y sonrió.
Se sentó de nuevo en aquella losa y palmeándola, invitó al otro a que se sentara a su lado.

-A mi no creo que me espere nadie-respondió.

A veces aquello le molestaba, el hablar sin pensar, se hacía daño a sí mismo recordándose esas cosas.
Se echó un poco hacia atrás, apoyando ambas manos en la losa por detrás de su espalda.
Miró al cielo, cada vez más despejado y después clavó su mirada azul en la del otro.

-Esto de ser vampiro a veces es un asco-confesó.

No vaciló, tan buen punto el vampiro le ofreció asiento a su lado avanzó hasta quedar a su lado y flexionó lentamente las piernas hasta terminar sentado a su lado.

Al ver su expresión se movió un poco, imperceptible, pero aquella dolorosa mueca en cierta manera, le había perforado el estómago, dando paso a una molesta sensación de impotencia.

Sonrió ante esas palabras. - Y ser humano es mortalmente aburrido. -

Acarició con los desnudos dedos de su diestra el mármol en el que estaba sentado, haciendo formas irregulares.

- Zack... - Al pronunciar su nombre se le removieron las entrañas... Lo aplacó al suelo. Trató de recuperar su tono de voz normal; Serio y desafiante. - Puede que yo pueda..- Vaciló, comenzando a sonrojarse. - .. Esperarte cada noche.- No sabía que decía, pero la palabra "Bienvenido".. Era algo de lo que él también carecia.

Lo miró, claramente sorprendido. Por primera vez sentía que alguien le entendía, pero lo que más le descolocaba es que aquella persona fuese un humano, su supuesta presa.
Aunque, desde luego, Kanda no era su presa. Podría llegar incluso, tal vez, a llamarlo "amigo".

Cuando por fin reaccionó, habló.

-No te sientas obligado a ello-respondió, intentando no evidenciar que él estaría encantado de que así fuese, pero no quería que el otro lo notase, puesto que quería que tomase aquella decisión por si mismo.

Lo miraba, aquel color de nuevo estaba en sus mejillas.

Esperó. La tardanza en la respuesta... Pensó que le habría incomodado y cuando iba a hablar para disculparse, lo hizo él, librándose así de la considerable vergüenza que le daba pedir perdón. Sonrió tenuemente, más calidamente de lo que hubiese pretendido, pero no pudo evitarlo.

- No me obligas. - Apoyó la espalda sobre la misma lápida en la que estaba su acompañante, cerca de él, podía sentir el frío cuerpo del otro cerca, cerca suyo.

Cerca.

Se movió lo suficiente para que su brazo perdiera contacto con el del vampiro, aunque realmente, hubiese permanecido en ésa posición.

- Entonces... - Viró el rostro hacia él, aun con ésa mueca que pretendia ser suave; Pero era inevitable, sus fracciones siempre mostraban un ligero malhumor nato. - Bienvenido. - Sabía que hacía horas que estaban allí, sabía que ninguno se había movido. Pero...

Notó como se alejaba de él, pero no le dió demasiada importancia. Por lo poco que sabía, eran bastante parecidos, y no sabian muy bien como tratar con otras personas por lo que no le extrañó esa reacción.

Sonrió ante la bienvenida del otro.

-Bienvenido seas tú tambien-respondió seriamente, aunque sus ojos no expresaban lo mismo.

Estaba realmente cómodo allí y la compañía ayudaba mucho a aquello.

-Si te soy sincero, sienta bien escuchar de vez en cuando palabras agradables como esa-le confesó y una vez lo hubo hecho, se avergonzó por ello.

¿Qué tenía aquel chico que le daba tanta confianza?

Lo podía leer en sus ojos, no había necesidad de palabras entre ambos. Seguía observándole con media sonrisa cruzándo sus fracciones. Apoyó su mejilla contra el márbol de aquella tumba, la que estaba tras ambos. Si simplemente hacia un movimiento estaría practicamente apoyado contra el hombro del otro. Se retuvo.

- ¿En serio? - Ahora aquella sonrisa se tornó burlona. - Te conformas con poco, eh... -

Simplemente intentaba "picarle" para aplacar la propia vergüenza y sus mejillas seguían cómo antes; Rojas. Tan rojas que sentía cómo le ardian.

-Es lo que hay-respondió encogiendo los hombros, resignado.

Se colocó de lado, quedando así, completamente de frente con el otro.
Su mano diestra comenzó a avanzar lenta y titubeante en dirección a su rostro. Casi a punto de tocarle, se detuvo un segundo. Después, con cuidado, tomó una de sus mejillas en la palma de su mano.
Sintió aquel contacto, cálido.

Apartó la mano con algo de brusquedad, avergonzado por lo que acababa de hacer.
Ya entendía el significado del color de las mejillas del otro y desde luego, si él hubiese sido humano, las suyas en aquel momento estarían de igual manera.

Estaba por responder al comentario desaliñado de quién ahora se encaraba a él y tendía la mano hacia él, pero poco más de un pequeño gemido salió de sus labios. El frío contacto de esa palma contra la cálidez de su propia mejilla le hizo incluso temblar.

Cuando apartó esa fina y fría palma de su rostro poco le faltó para alargar la propia mano y sostenerle por la muñeca para retenerle en ése lugar. Pero se negó a su propio deseo.

Ahora simplemente le miraba, desconcertado, sonrojado e incluso pudo jurar que la expresión de su compañero mostraba vergüenza.

Jamás había sentido aquello.

"Es un chico". Se auto-recordó mientras por otra parte se contenía en no volver a rozar ésa suave piel.

Había apartado su mano de aquella manera, impulsivamente y tuvo que controlarse para no volver a acariciar la suave piel del otro.
Apartó esos pensamientos de su mente, no quería estropear aquello.
Se sentía incómodo por lo que acababa de hacer y no sabía como debía actuar, ni tan siquiera sabía que decirle.

-Emm...esto, yo... lo siento-dijo casi en un susurro, disculpándole pues pensaba que aquello había molestado a su acompañante.

*Ahora seguro que se marcha* pensó para sí mismo y aquello, le entristeció.

Desvió la cabeza hacia el cielo, cómo si no fuera con él esa disculpa. Sus mejillas seguían teñidas de un profundo tono rojo y trató de no mirarle, pero no pudo remediarlo.

Minutos después su oscura mirada estaba clavada en aquellos luceros azules. No estaba acostumbrado a eso. Una opresión en el pecho que poco le permitía pensar.

Tomó suavemente aire y trató de disuadir el tema, aunque la sangre seguía agolpandose en sus mejillas, dandole ése color al rostro.

- Hoy ya has... "comido?"..-

No pensaba que le fuese a hacer esa pregunta.
Tragó saliva y asintió.
No le gustaba hablar de aquel tema y mucho menos con un humano al que tal vez aquel tema le desagradaría.
Intentó no pensar más en aquello asique intentó entablar alguna conversación para mejorar el ambiente.

-Por cierto Kanda, ¿tú a que te dedicas?

No sabía si había hecho bien preguntándole aquello por lo que se le quedó mirando fijamente mientras esperaba la respuesta, por si algun gesto del otro le desvelaba algún dato.

Al ver la reacción del otro simplemente pensó que sería mejor no insistir en aquello, aunque realmente, tampoco le incomodaba.

El sueño se apoderaba de él. Pronto sería el alba y seguramente el vampiro tendría que irse .. Pero... Se dejó caer suavemente hacia el lado en el que el otro chico permanecia sentado y rozó con su calida mejilla la contrastada frialdad del hombro ajeno. Pese al frío, hubiese podido llegar a desear pasar allí el resto de sus noches.

- Exorcista retirado... - Murmuró, cerrando poco a poco los parpados, aun en alerta, y sin apartar demasiado la diestra de dónde residia su katana.

Al ver como el otro entrecerraba los ojos y se recostaba sobre su hombro, pasó aquel brazo por los hombros del chico, rodeándoselos para que estuviese más cómodo.

-Interesante trabajo...-murmuró ua vez supo a qué se había dedicado Kanda.

No quedaba mucho para el alba, una hora como mucho tal vez aunque hubiese deseado que el alba no llegase nunca, sabía que aquello era imposible asique no le quedaba más remedio que resignarse.

*Me pregunto qué pensaría él* pensó casi sin darse cuenta.

Tembló tan buen punto notó la presión del brazo ajeno rodearle los hombros, pero una vez se acostumbró, se apoyó enteramente en él, cómo si aquel gesto entre ambos ya fuera lo mas normal, cómo si ya lo hubiera hecho cientos de veces. Sencillamente, se extrañó a si mismo viéndose comportar de un modo tan... Normal.

¿Interesante?. Esbozó una mueca burlesca, pero no abrió en ningún momento los labios.

Cerró al completo los parpados y su mano dejó de estar tan tensa y a su vez, se alejó del borde de la espada. Cedió hasta que se apoyó contra el suelo.

- Es cierto que... dormís en..? - Ciertamente todo aquello le llegaba a sorprender, ése mundo era distinto, fascinante.

Se sentía cómodo con el contacto con el otro, le agradaba.
Cuando escuchó aquella pregunta, no pudo por menos que reir.

-No exactamente. Uno duerme donde pilla...y tampoco es necesario que durmamos...-contestó- Lo que pasa es que los ataudes son las camas más fáciles para tomar "prestadas"-bromeó.

Era la primera vez que hablaba tan abiertamente con alguien y sobretodo, la primera vez que alguien se interesaba por él.

Se unió a sus risas, no pudo remediarlo.

- Supongo que también es porque nadie mira en el interior de estas..- Masculló, con cierto timbre divertido en la voz. No podía entenderlo ni el mismo.

Se sentía íncreiblemente bien con él. Jamás había lograo mostrarse tan abierto ni con los entes de la organización.. Entreabrió los ojos, viéndo así el fascinante color del perfilado rostro del vampiro y suspiró, volviéndo, al poco, a mover la cabeza sobre su hombro, eso si, sin despegarse de él.

Miró al cielo con melancolía. Aquel momento se acababa.
Suspiró.
No quería marcharse, pero tenía que hacerlo. Si tardaba demasiado, no le daría tiempo a refugiarse.

-Kanda...debo marcharme-le dijo sin moverse ni un ápice- Tengo que encontrar cobijo antes de que salga el sol-le explicó, aunque supuso que el otro ya se habría dado cuenta de aquello.

No le apetecía lo más mínimo, pero su vida estaba en peligro si demoraba su partida demasiado.

Asintió. En cierto modo, estaba esperando aquellas palabras para moverse.

Suavemente su cabeza se elevó del hombro en el que permanecia apoyado y sonrió tenuemente al vampiro. Apenas se separó escasos centimetros de él, esperó a que el otro hiciera su parte.

- Claro... - Masculló. - Dulces... No, espera, que sabor tiene la sangre? - Rió quedamente. - En todo caso... Dulces sueños, Zack. -

Un poco más, su cuerpo se hizo suavemente a un lado, cerca, pero más lejos de lo que hubiese deseado.

Se levantó, sin apartarse mucho del otro.
Estiró los brazos y esbozó una pequeña sonrisa.

-Es amarga, por si sientes curiosidad-le respondió bromeando.

Esperó a que el otro se levantase para despedirse.

Apoyó suavemente las manos sobre el mármol de la susodicha tumba e hizo fuerza con los brazos, enderezandose lentamente y así quedando frente a él.

Hizo una mueca asqueada cuando el otro le respondió.

- ¿Y os gusta lo amargo...? - Proseguía con ésa mueca, pero pronto sacudió el rostro. Le estaba distrayendo y seguramente, comenzando a molestar con tanta pregunta.

Las despedidas no eran lo suyo... Fijó la mirada al suelo. Si le miraba, seguramente no le dejaría marchar.

- Pues.. Nos... nos volveremos a ver. -

Se acercó lentamente a él y con su mano diestra tomó su mejilla, alzándola para obligarlo a mirarle a los ojos.
Se quedó mirándole un par de segundos que parecieron eternos y entonces habló.

-No lo dudes-le respondió- Donde menos te lo esperes...y pronto-apuntó.

Acercó sus labios a él y justo antes de rozar sus labios, cambió de dirección y le dió un beso en la frente. No quería estropear aquel momento.

De nuevo ése frío y fino contacto de la piel contraria sobre la propia.. Se perdió en su mirada... Hasta que se vió intimidado por ella, entonces apretó los párpados mientras sus mejillas se teñían de un suave tono carmín.

- Pronto... - Repitió, casi en un murmuro. Podía notar el aliento del otro próximo a él, pero no abrió los ojos, no hasta el repentino cambio de dirección del otro; Sobre su frente. Sonrió.

Movió su mano derecha y con suavidad sus dedos se enredaron en aquella mano libre de su compañero.

"No te vayas". Que sencillo era pensar eso...

Poco a poco sus dedos cedieron de entre los otros y así, dejó de apresarlos.

Cuando notó que el otro dejaba de sostener su mano, fue él el que se la cogió.

-Eso es. Tú sólo dime donde y cuando y allí estaré-le respondió sonriendo.

No quería irse, pero el tiempo apremiaba. Creía entender que al otro le ocurría lo mismo pero que era consciente de su situación.
Esperó su respuesta, impaciente.

- No conozco lo sufiente la ciudad... - Rápido. Tenía que pensar.. Lo único que había visto eran los bares.. Y no debía ser su presencia grata. Allí le esperaban otra clase de problemas...

Se mordió el labio, desesperado. En poco tiempo comenzaría a clarear el día.

Tiró suavemente de la mano ajena cuando éste se la tomo.

- Ahora. Llevame contigo. - Habló firme , utilizando el frío tono que había frecuentado cuando a duras penas le había conocido.

Aquello le dejó descolocado ¿qué prentendía? No quería ser un incordio para él y que a Kanda le relacionasen con un vampiro podría traerle problemas...pero era su decisión y por lo que ya conocía de él, sabía que, seguramente, eso era algo que él ya sabía.

-¿Qué tal de rápido eres?-preguntó una vez lo hubo pensado y aceptado que el chico fuese con él.

» Zack
» en las ruinas....*ZAck*
» { Un puente siniestro... } *Zack*

x. Visita Inesperada. {*Con Zack*}

x. Visita Inesperada. {Con Zack}