In the end of the day...

A esas horas de la noche, la puerta principal de la catedral estaba cerrada. Dió un rodeo alrededor de los sobrios muros de piedra hasta llegar al lugar. Miró a ambos lados para cerciorarse de que nadie le veía, de que nadie le estaba vigilando y, después movió aquella roca. La puerta secreta se abrió rápidamente, sin el menor ruido. Con una sonrisa de satisfacción se adentró en la, ya muy conocida para él, catedral. Se quitó la capucha que llevaba puesta y puso el saco que traía en el suelo. Un estruendo de metal chocando contra metal provocó que las vidrieras de la catedral temblaran. Tomó asiento en el suelo y se dispuso a contar el dinero que en ese día había conseguido en su cazería. Ya no era seguro hacerlo en la calle, pues la cuidad ya hacía mucho tiempo que era bastante peligrosa.
Jared nisiquiera se percató de que no estaba solo en aquel lugar...

Rothen se termino de vendar el brazo con unos esparadrapos que habia tomado prestados del hospital. Ya era de noche para cuando consiguio salir de aquel lugar lleno de humanos que lo perseguian con jeringuillas y liquidos extraños. Decidio echarse un sueñecito en una catedral cercana, y justo cuando estaba a punto de dormirse en el suelo de una esquina, escucho el atractivo sonido de las monedas. Se acerco sigilosamente...

Antes de que ni él mismo se diera cuenta, ya tenía la pistola en la mano, el dedo en el gatillo y ya apuntaba a la dirección de la que había procedido aquel ínfimo sonido.

-Quieto- dijo, con un todo impetuosos en su voz.

Todo su cuerpo se encontraba alerta a aquel posible intruso. Seguramente fuera un gato, o cualquier otro animal de no más de 50 centímetros de alto, pero era mejor asegurarse. No se movió ni un ápice de su posición mientras esperaba que algo ocurriera.

"Mi cabeza esta aqui" , respondio Rothen al ver que su victima le estaba apuntando a la pierna.

-"¡Y no hace falta ponerse asi! Y que te fuese a robar todo tu dinero para luego salir corriendo y desaparecer"..."Tienes la mala leche de alguien que juega a las apuestas, creo que ya se de donde has sacado todo ese dinero..." dijo Rothen mientras se desplazaba milesima a milesima a uno de los bancos del lugar.

Alzó una ceja al darse cuenta de que no se trataba de un gato. Aunque aquel ser fácilmente podría tener menos cerebro que un pequeño felino. Siguió todos sus movimientos con la pistola, sin pasar por alto ni el más mínimo detalle.

-¿Quien eres?- le preguntó, con su gesto soberbio de siempre.

Rothen consiguio llegar a uno de los bancos. Y llego a la conclusion de que el enano que tenia ante si era un humano,
y uno peligroso considerando la pistola de gran tamaño con la que le apuntaba.

-"¿Yo? Soy un inocente humano por supuesto" respondio Rothen, levantando el banco con una mano y despues lanzandolo hacia su enemigo para interponerlo entre la pistola y el mismo.

-"¿Y tu?" pregunto Rothen huyendo de los disparos que sabia que vendrian a continuacion.

No disparó. Bajó el arma, con una mueca de extrañeza. "Cada día son más raros..." pensó, negando con la cabeza.

-Ya puedes dejar de correr- le dijo con una sarcástica sonrisa en el rostro - y si sólo piensas hacer eso, es mejor que te largues.- volvió a concentrarse en su trabajo de contar su reacaudación, con la única diferencia de que ahora tenía una banco a un metro de sí y a un demonio corriendo como un auténtico poseso por la catedral.

Jared sintio un golpecito en el hombro y al darse la vuelta se encontro a Rothen vestido de cura con una cestita en las manos.

-"¡¿una donacion, mi buen señor?" pregunto amistosamente.

No pudo evitar una tremenda carcajade, cullo eco resonó en toda la catedral.

-¿Pero tú que problema tienes?- le preguntó entre risotadas, después de eso, se podía esperar cualquier cosa de aquel extraño y poco pudoroso ser.

-Apártate y déjame tranquilo- francamente, le iba a ser muy dificil concentrarse con él ahí.

"¿Y no te aburres, ahi solo, mandando a los pobres curas a (***) y no teniendo nada mas que hacer que matar monstruitos por monedas?" pregunto Rothen ignorando comentarios y risas.

-¿Quién ha dicho que yo mate monstruitos?- le dijo, sin nisiquiera levantar su cabeza para mirarle, aún enfrascado en su trabajo.

-Además, ¿no te aburres tú, armando numeritos tontos como con el que me acabas de obsequiar?- alzó una ceja, mirándolo esta vez de reojo.

"Es obvio que matas mosntruitos, o de lo contrario habrias salido corriendo al saber que era un demonio, y no habrias podido identificarme como tal. Y encima llevas un arma que puede herir a uno" contesto Rothen.

"Y eso no ha sido un numerito, ¡ha sido una impresionante actuacion en la que he desplegado mi gran talento para la interpretacion!" "si,es una forma para entretenerse" concluyo.

-Oh, buena deducción, demonio de tercera...- en ningún momento dejba de contar monedas. Aquella situación le empezaba a parecer bastante divertida.

-Y si, un gran despliegue de talento....- si seguía asi, terminaría por desconcentrarse de nuevo.

"¿Demonio de tercera?, hmmm humano de cuarta! ja! sientete intimidado" replico Rothen mientras le señalaba acusadoramente con el dedo desde un banco en el que se habia sentado.

"Cambiando de tema" dijo Rothen despues de reirse un poco de su propia broma, aun sabiendo que era mala.
"He oido que una gran cantidad de cazadores de diferentes criaturas se esta juntando para hacer una matanza a lo grande, provocada por un ligero aumento en la presencia de demonios en el mundo humano. ¿Vas a unirte? Tengo curiosidad por conocer las cifras".

Desistió de su trabajo de improvisado banquero y comenzó a guardar de nuevo todo el dinero.

-Yo trabajo por libre- sonrió de medio lado -Soy autónomo, ya sabes...- terminó de guardar las monedas y cogió el saco, con intención de marcharse.

"Todo lo mejor" dijo Rothen.
"Creo que me quedare por aqui esta noche".
"De todos modos hoy ya no hay mucho mas que pueda hacer"
"Te vere por el mundo humano -puede" dijo al ver que Jared se dirigia a la salida.

Nisiquiera atendió a los comentarios de demonio mientras se dirigía, cabizbajo, hacia la salida. No lo pensó. Se dió la vuelta y miró de nuevo al chico.

-Puede que ahora vaya a un bar, a tomarme algo, puedes venir... es decir.. si quiere...y si tienes tiempo...- Nunca le había dicho a nadie algo así.

"¿qué estas haciendo?" se reprochó a sí mismo. En fin, las cartas estaban hechadas.

La sorpresa dejo a Rothen mudo durante unos segundos.
"Bueno no tengo nada que hacer, asi que creo que si te acompañare un rato" respondio tras unos instantes.
"Eso si, no intentes matarme mientras tanto"dijo lanzandole una mirada sospechosa. Despues se rio.
"¿Donde quieres ir?"